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Sustentabilidad

México importa 33% de maíz para consumo interno

Más de un tercio del maíz que se consume en México es producto de importación por lo que el país ha quedado rezagado del resto del mundo en producción de este grano, aseguró Anthony M. Shelton, investigador y entomólogo de la Universidad Cornell de los Estados Unidos.
Aunque México es el quinto productor de maíz más grande del mundo y este cultivo representa casi una tercera parte de la producción agrícola nacional, lo cierto es que no cuenta con seguridad alimentaria ya que no puede producir suficiente maíz para alimentar a su población, precisó Shelton.
“El rendimiento promedio de maíz a nivel nacional es de 3.17 toneladas por hectárea, lo que está un 38% por debajo del promedio mundial. Por lo tanto, más de un tercio del maíz que se consume en México es importado”, destacó el académico.
México es el centro de origen del maíz como cultivo, pero la producción no ha podido crecer debido a la oposición de organizaciones no gubernamentales (ONG) que han impedido que los agricultores mexicanos tengan acceso a mejores opciones contra las plagas que destruyen los sembradíos de maíz como el gusano cogollero, el gusano elotero y el gusano trozador, dijo Shelton.
Y agregó: “Se estima que las plagas de insectos destruyen por lo menos el 10 por ciento de la producción de maíz”.
Actualmente el país que aplica la mayor cantidad de insecticida por unidad de tierra en América del Norte es México. Los agricultores mexicanos siguen dependiendo del uso de insecticidas de amplio espectro.
De acuerdo con la información obtenida por un grupo de científicos mexicanos y publicada por el Journal of Integrated Pest Management, cada año se utilizan por lo menos tres mil toneladas de ingrediente activo insecticida para el control del gusano cogollero únicamente; la cantidad total es mucho mayor cuando se incluyen las demás plagas.
El investigador sostiene que la única solución alternativa disponible es la que se utiliza en el resto de América del Norte: un maíz que ha sido modificado genéticamente para que exprese la proteína bacteriana Bacilus thuringiensis (Bt) y que sea resistente a las plagas voraces de insectos.
El uso de cultivos Bt ha reducido en 42% la aplicación de insecticidas y a la vez ha incrementado el rendimiento en 25% y aumentado las ganancias de los agricultores en casi 70% en general.
“Ya que México es el centro del origen del maíz, uno de los argumentos más fuertes que utilizan los activistas contra los OGM es que el maíz Bt ‘contamina’ variedades criollas con genes foráneos. Sin embargo, no tiene justificación científica en la realidad, ya que no existe alguna razón por la que el maíz Bt debiera ‘contaminar’ al maíz autóctono más que los híbridos de maíz mejorados que ya se distribuyen ampliamente en el país desde la década de 1950”, aseguró Shelton.
Esto resulta un tanto irónico, afirma Shelton, pues “sin duda, aquellos que realizan campañas en contra de los organismos genéticamente modificados se ven a sí mismos como ambientalistas. Sin embargo, el precio que se paga en la realidad por este activismo es el uso persistente de miles de toneladas de insecticidas extremadamente tóxicos”.
El académico de la Universidad Cornell indica que México cuenta con dos millones de predios en los que se produce maíz, muchos de éstos tienen áreas muy pequeñas y todos producen distintas variedades tanto de criollos como de maíz híbrido mejorado. Cuando el flujo de genes es un tema que preocupa, agrega, la coexistencia puede manejarse separando con suficiente distancia los cultivos y teniendo fechas de siembra distintas.
“Estos sistemas ya se utilizan en la producción agrícola en todo el mundo; también en México, aun cuando los activistas antiOGM no hayan reconocido esta práctica común”.
 

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